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El caminante sobre el mar de niebla

Fugit irreparabile tempus

Fugit irreparabile tempus

El tiempo es el artífice de los encuentros, los ciclos, las reencarnaciones. El tiempo me ronda y yo lo esculpo. 

De pronto la obra se detiene, avanza lenta o muestra orgullosa un arte final que requirió mi empuje. Avanzo en el tiempo deteniéndome cada vez más en aquí y en ahora, sabiéndome inciertas mis horas en el ahora de este planeta, de este país, de este lugar… 

Me enseñaron que el tiempo perdido lo lloran los Ángeles, así que nuestras vidas no han sido más que guerras contra el tiempo, que se han reducido a una mera cantidad, medidas en minutos, segundos, horas y años. Nunca tenemos suficiente tiempo para nada y cuando creemos tenerlo nos parece que lo despilfarramos, por eso pretendemos ganarle la carrera a lo inexorable. 

Después de muchos años pienso, como lo pensaban los pueblos de la antigüedad, que el tiempo debe sincronizarse con los ritmos propios de la vida, y dejarlo fluir como la corriente de un río, y que debo olvidar ajustarme con el reloj mecánico para entrar en la verdadera plenitud del tiempo, camino de la eternidad.    

unas fiestas inseparables

unas fiestas inseparables

Terminamos el penúltimo mes y con esto se nos vienen las dichosas fiestas ¡¡¡Las navideñas….!!!

Más gastos y más compromisos, siempre digo lo mismo, pero estas fiestas me las voy a tomar con tranquilidad, o mejor no me las voy a tomar, pero es que al final te enredan, los amigos, la familia, en definitiva los de siempre…

Es curioso por que hablas con unos y otros y también dicen lo mismo. Entonces, me pregunto,  en que consiste este rollo Macabeo que nadie lo quiere pero que todos lo admiten.

Que no y que no este año empiezo: 

Primero. Por no comprar lotería de navidad, nunca toca y además se te va un goteo de euros con tantas participaciones.  

Segundo. Eludir la comida de empresa, ya me apañaré para que esos días coincidan con el resto de mis vacaciones anuales. Cada vez soporto menos en estos encuentros las exageradas simpatías de los que te acompañan todo el año y la mitad de la veces ni te dan los buenos días. 

Tercero. Este año no mandaré (lo tengo muy claro) a nadie, digo a nadie, felicitaciones como pueden ser postales navideñas que cada vez son más cursi, pocas veces van con el motivo y no sabes nunca lo que poner a parte del feliz y prospero año…  

Cuarto. Diré que el médico me lo ha prohibido y no tomaré las mariconadas de siempre, ya sabes, anís, licores, rmantecaos, pastelitos navideños y otras pijaditas, que al final te hacen triza el estómago hasta empacharlo. Haré una excepción con la chacina del pueblo y el vino de aquí.  

Cinco. Eludiré todo lo que sea publicidad, programas, espacios televisivos que nada más hablan de la nieve que va a caer en dichas fiestas, como está el precio del pavo este año, que conviene para la cena si cordero o dorada, recomendaciones para gastar menos y mejor…, que yo digo para gastar más y peor que ya no sé. Y sobretodo el manido sentimentalismo que nos inculcan con los que no están o ya no están. Me niego esta vez rotundamente a emocionarme con los mensajes que  nos recuerdan la infancia y nuestras abuelitas. 

Seis. Visitas ni una, quien quiera ya se enterará que estaré en casa con mucho gusto para quien quiera pasar un ratito conmigo. Eso sí, quien sea será bien recibido. 

Siete. Salidas a carretera ni una, mis vacaciones las pasaré en el pueblo haciendo lo mismo que haría un mes cualquiera de febrero o septiembre.     

Ocho. Este año no escucharé las campanadas, me iré al patio a contar doce estrellas las más luminosas, con eso será suficiente para comprobar que el primer día del año próximo estaré igual de bien o de mal que el último del año anterior.  

Nueve. No probaré el rosco de reyes para no tener que poner cara de gilipollas si me toca la dichosa sorpresa. Si me regalan algo ese día daré las gracias pero no me pondré pesadísimo con tanto…”para qué os metéis en esto, que yo no lo merezco, bla, bla, bla, bla…" 

Y Diez. Ya veré si yo regalo algo, no me pienso romper la cabeza con lo que quieren ellos  y con lo que no encuentro para quedar bien con los regalos… Al final el único que queda contento es el Corte Inglés. 

Bien, este será mi decálogo este próximo mes cuando empiecen las fiestas para quedar bien conmigo mismo, aunque seguro que quedaré mal con los demás… Pero digo yo, algún año tendrá que ser el primero para que los demás que tanto desean esto también, tengan la justificada justificación de decir “mira yo también hago como fulanito que ese si que sabe”… 

O seré criticado por la parte silenciosa que me toca???...o ruidosa???, que es de lo que se trata. 

Ya contaré si soy capaz ¿¿¿???...

Carta a un monárquico.

Carta a un monárquico.

Me gusta, lo intento y creo lo consigo (¡¡Dios mío, di que sí!!) respetar a todo el mundo, incluso en un tema tan complejo como este de la política.

Excluyo evidentemente a los muy radicales (tanto de un lado como del otro), pero sería mentira si dijera que no acabo exaltándome si entro al trapo como casi todo el mundo cuando se ve en estos casos. ¿Verdad?

Todo el mundo con la edad, la experiencia, el bien estar  o vete a saber si todas a la vez, no lo sé, acaban cambiando en su manera de pensar. Se impone en muchos la opinión de la comodidad establecida a cambio de seguramente el ideal de toda la vida. Es lo que observo a mi alrededor, con mis amigos, compañeros y personas con las que hablo que van cumpliendo edad al igual que yo. Pero en mi caso, sería digno de analizar, me pasa todo lo contrario, me niego a aceptar lo que creo se me impone por las denominadas fuerzas dominantes que solo buscan su razón que como digo es de dominar al máximo la sociedad (en muchos casos sin poner fronteras). Hablo del poder de la comunicación, del político, religioso, económico, y otros tantos etc. Ellos limpian permanentemente su imagen que es de la que viven para someter que es la mejor manera de acaparar o enriquecerse (las hemerotecas y sobretodo la historia está llena de ejemplos)

Yo por donde he ido discurriendo con mis edades desde mis principios he ido encontrándome con esta constante. En el colegio de religiosos donde ¿me educaron?, me castigaron muchas veces por hacer y hacerme muchas preguntas. En todas mis etapas de estudiante pase por innumerables crisis al no estar conforme con el sistema de estudio que sufría. En el ejercito (ilustre armada) me pase casi la mitad del periodo cumpliendo arrestos por insubordinaciones y reproches a mis superiores. Ya en el mundo del trabajo el haber sido sindicalista, y sin serlo también, durante algunos años me relegó profesional y económicamente. Así todo en muchos más casos de la vida, pero la objetividad gracias a dios no la he perdido a pesar de mi bienestar y el de mi familia.


Al final lo que quise aprender lo busqué en los libros y en la calle, desconfié casi siempre de lo que gratuitamente me explicaban o predicaban. Y fue así como creo que hoy he conseguido los suficientes filtros para que cuando algo me llegue sea siempre lo más limpio o depurado posible. Lo consigo o lo conseguiré, creo, no lo sé (verás que siempre dudo mucho, tranquilo que es de nacimiento), pero busco al máximo la imparcialidad de las cosas y contrasto antes lo que dicen opiniones distintas, para al final quedarme por lo menos con lo que siento más sensato.


Tuve un abuelo republicano y de izquierdas y el paterno franquista y de derechas, así que desde   muy pequeño mamé las dos leches, y te aseguro (claro que mi caso no es ejemplo absoluto) aprendí más bueno del primero. Los dos sufrieron física y moralmente por sus ideas, no lo dudo porque lo aprecie con sus propias historias. Pero mi abuelo Francisco me dejó más y mejor, el otro no tanto. Aunque evidentemente mis padres tuvieron mucho más que ver en mi personalidad. Este hecho me definió o marcó para el futuro y resto de mis días.

Aún con todo lo que te he dicho, tendría que definirme mejor para que tuvieras una idea de mis inquietudes, en este caso políticas. Pero te contaré sin enrollarme más que en cuanto a las monarquías  por lo que he leído y visto no son de mi agrado, la Borbón tampoco, nada más hay que leer la historia para ver como nos ha ido con todos los borbones.  


Discutir contigo que tanto has manejado este tema, según me comentaste, sería un atrevimiento por mi parte, pero aún así, una cosa nada más, en una sociedad moderna  en la que como algo elemental defendemos el derecho a la igualdad no encaja por definición algo que aspira a perpetuar por dinastía una unidad política muy discutible en un país tan pluricultural (con lenguas nativas) como el nuestro. 

Distinto es que te guste Juan Carlos (que todo lo que hace o dice esta por encima del bien y del mal y pobrecito de quien lo critique o niegue) como persona o personaje, como nos puede gustar alguien sobresaliente para representarnos en un momento determinado. Pero las monarquías antes absolutistas hoy parlamentarias pues no. No quiero entrar en otras cuestiones más impositivas como que nos la metieron con calzador aprovechándose una transición   tan traumática como la nuestra de aquellos años  salida de un régimen dictatorial. Y claro que lo decidió también el pueblo, pero indirectamente y con ese miedo a no saber si nos convenía como algo mejor a lo que tuvimos (los nacientes partidos políticos nos lo plantearon así que yo lo viví). Recordemos y no olvidemos que Juan Carlos fue instaurado y no restituido.

Perdóname, pero me sale sólo decir:


- ¡¡Viva la República!!

VIAJE DE IDA.

VIAJE DE IDA.

Cuando marché a Madrid por asuntos de trabajo llevaba iniciado el verano del 97 tan solo dos días, y aquel domingo de mañana solamente me acompañaban en mi viaje de ida dos solitarias maletas llenas de todo lo imprescindible para cambiar de aires, menos de ilusión por lo que allí me fuera a encontrar. Estaba seguro de que mi nueva y obligada singladura profesional, aportaría más de lo mismo pero con la diferencia de estar a muchos kilómetros de distancia de los míos.

Pero como siempre en todas las contrariedades que me ha dado la vida, lo tuve muy claro, apreté los dientes fruncí el ceño a modo de autodefensa y " tiré pa lante"...

Mientras tanto buscaba en donde instalarme cómodamente, lo hice provisionalmente en un hotel a las afuera de Madrid, que por su ubicación me resultaba muy a mano por su cercanía con el edificio de la transformada Compañía a la que me incorporaba. Los comienzos fueron como en estos casos de fuerte adaptación mental y ambiental, pero una vez esto, consideré con absoluta claridad que cada día, cada hora, cada instante al margen de mis obligaciones, tenía que cuidarme en todos los aspectos porque mi nueva etapa de desarraigo en este nuevo entorno me podría perjudicar incluso la salud. Una ardua labor en la que no podía desfallecer teniendo en cuenta la gran incógnita sobre como terminaría mi futuro y una familia a la que seguir atendiendo.

Aún los que me conocen se preguntan por qué todo se desarrollo de esta manera tan atípica, la de marchar en estas circunstancias para lo que luego fueron ocho años, pero esto ya es otra historia que no tiene que ver con las pequeñas experiencias que en lo sucesivo intentaré relatar.

Continuará...
 

Eterna desconocida

Eterna desconocida

A mi no me da miedo amarte y no por esto hago daño a los demás…

Amo la noche clara con sus estrellas y el día soleado no se me ofende...

A veces amo la soledad y los que me rodean no se inquietan...

Amo el amanecer y los atardeceres no me castigan...

Amaría a mi mayor enemigo si me mirara como yo le miro...

Por qué no voy a amarte a ti, ¿porque has llegado en mi peor momento?...

Ya antes de conocerte te amaba, estoy seguro que te amaba...

y sé te pusiste en mi camino para que no me volviera loco ¿Qué quieres?...

¿Qué quieres que renuncie a que existes?...

Mis principios.

Mis principios.

Inicio este blog con la pensada intención de relatar todo lo que se me ocurra en el diario más cotidiano de mi existencia. También por dirigirme a aquellas personas que toleren leerme, y los que no que lo intenten por lo menos.

Acepto con todo el ánimo y sin defenderme, la critica más considerable, incluso la menos.

Y para tranquilidad de algunos prometo no hablar con la más simple vulgaridad de sexo e incluso de vana política.