Terminamos el penúltimo mes y con esto se nos vienen las dichosas fiestas ¡¡¡Las navideñas….!!!
Más gastos y más compromisos, siempre digo lo mismo, pero estas fiestas me las voy a tomar con tranquilidad, o mejor no me las voy a tomar, pero es que al final te enredan, los amigos, la familia, en definitiva los de siempre…
Es curioso por que hablas con unos y otros y también dicen lo mismo. Entonces, me pregunto, en que consiste este rollo Macabeo que nadie lo quiere pero que todos lo admiten.
Que no y que no este año empiezo:
Primero. Por no comprar lotería de navidad, nunca toca y además se te va un goteo de euros con tantas participaciones.
Segundo. Eludir la comida de empresa, ya me apañaré para que esos días coincidan con el resto de mis vacaciones anuales. Cada vez soporto menos en estos encuentros las exageradas simpatías de los que te acompañan todo el año y la mitad de la veces ni te dan los buenos días.
Tercero. Este año no mandaré (lo tengo muy claro) a nadie, digo a nadie, felicitaciones como pueden ser postales navideñas que cada vez son más cursi, pocas veces van con el motivo y no sabes nunca lo que poner a parte del feliz y prospero año…
Cuarto. Diré que el médico me lo ha prohibido y no tomaré las mariconadas de siempre, ya sabes, anís, licores, rmantecaos, pastelitos navideños y otras pijaditas, que al final te hacen triza el estómago hasta empacharlo. Haré una excepción con la chacina del pueblo y el vino de aquí.
Cinco. Eludiré todo lo que sea publicidad, programas, espacios televisivos que nada más hablan de la nieve que va a caer en dichas fiestas, como está el precio del pavo este año, que conviene para la cena si cordero o dorada, recomendaciones para gastar menos y mejor…, que yo digo para gastar más y peor que ya no sé. Y sobretodo el manido sentimentalismo que nos inculcan con los que no están o ya no están. Me niego esta vez rotundamente a emocionarme con los mensajes que nos recuerdan la infancia y nuestras abuelitas.
Seis. Visitas ni una, quien quiera ya se enterará que estaré en casa con mucho gusto para quien quiera pasar un ratito conmigo. Eso sí, quien sea será bien recibido.
Siete. Salidas a carretera ni una, mis vacaciones las pasaré en el pueblo haciendo lo mismo que haría un mes cualquiera de febrero o septiembre.
Ocho. Este año no escucharé las campanadas, me iré al patio a contar doce estrellas las más luminosas, con eso será suficiente para comprobar que el primer día del año próximo estaré igual de bien o de mal que el último del año anterior.
Nueve. No probaré el rosco de reyes para no tener que poner cara de gilipollas si me toca la dichosa sorpresa. Si me regalan algo ese día daré las gracias pero no me pondré pesadísimo con tanto…”para qué os metéis en esto, que yo no lo merezco, bla, bla, bla, bla…"
Y Diez. Ya veré si yo regalo algo, no me pienso romper la cabeza con lo que quieren ellos y con lo que no encuentro para quedar bien con los regalos… Al final el único que queda contento es el Corte Inglés.
Bien, este será mi decálogo este próximo mes cuando empiecen las fiestas para quedar bien conmigo mismo, aunque seguro que quedaré mal con los demás… Pero digo yo, algún año tendrá que ser el primero para que los demás que tanto desean esto también, tengan la justificada justificación de decir “mira yo también hago como fulanito que ese si que sabe”…
O seré criticado por la parte silenciosa que me toca???...o ruidosa???, que es de lo que se trata.
Ya contaré si soy capaz ¿¿¿???...