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El caminante sobre el mar de niebla

Vivencias

VIAJE DE IDA.

VIAJE DE IDA.

Cuando marché a Madrid por asuntos de trabajo llevaba iniciado el verano del 97 tan solo dos días, y aquel domingo de mañana solamente me acompañaban en mi viaje de ida dos solitarias maletas llenas de todo lo imprescindible para cambiar de aires, menos de ilusión por lo que allí me fuera a encontrar. Estaba seguro de que mi nueva y obligada singladura profesional, aportaría más de lo mismo pero con la diferencia de estar a muchos kilómetros de distancia de los míos.

Pero como siempre en todas las contrariedades que me ha dado la vida, lo tuve muy claro, apreté los dientes fruncí el ceño a modo de autodefensa y " tiré pa lante"...

Mientras tanto buscaba en donde instalarme cómodamente, lo hice provisionalmente en un hotel a las afuera de Madrid, que por su ubicación me resultaba muy a mano por su cercanía con el edificio de la transformada Compañía a la que me incorporaba. Los comienzos fueron como en estos casos de fuerte adaptación mental y ambiental, pero una vez esto, consideré con absoluta claridad que cada día, cada hora, cada instante al margen de mis obligaciones, tenía que cuidarme en todos los aspectos porque mi nueva etapa de desarraigo en este nuevo entorno me podría perjudicar incluso la salud. Una ardua labor en la que no podía desfallecer teniendo en cuenta la gran incógnita sobre como terminaría mi futuro y una familia a la que seguir atendiendo.

Aún los que me conocen se preguntan por qué todo se desarrollo de esta manera tan atípica, la de marchar en estas circunstancias para lo que luego fueron ocho años, pero esto ya es otra historia que no tiene que ver con las pequeñas experiencias que en lo sucesivo intentaré relatar.

Continuará...